La
luz te absorbe cuando llegas a Valencia. El sol, incluso en noviembre, besa de
verdad, sin capricho ni estridencia, pero con la ternura serena de quien seduce
confiado. Ya no hay marcha atrás; ni quiero que la haya. Han sido cuatro meses
y medio – 18 semanas, o lo que es lo mismo, 118 días – en los que no ha faltado
la ilusión, pero tampoco las pruebas, con unas últimas semanas en las que no
había horas del día decentes ni con la suficiente fuerza para entrenar lo
conveniente.
Ningún
maratón se parece a otro; he de confesar que tampoco su dura preparación, por
mucho que se parezcan su planificación. Después de estrenarme en Madrid,
terminar cuatro en Sevilla y uno en la Subbética Cordobesa, afronto mi séptimo
maratón como los otros, algo nervioso en la previa, pero confiado en la energía
de la experiencia. Posiblemente no duerma bien; me ha venido ocurriendo la
noche de antes en los seis anteriores. Pero antes de tumbarme definitivamente
en la cama del hotel, me encantaría compartir algunas cuestiones previas con
vosotros, sensaciones de esos momentos en los que las horas se consumen lentas
anunciando el disparo que nos lance a unas 18.000 almas maratonianas.
1. PLANO FÍSICO.
La última semana bajas el ritmo de entrenamiento ostensiblemente, por lo que
corres el riesgo de escuchar demasiado a tu cuerpo. Todo lo que te dice es
verdad, ¡todo!, tanto si es bueno como malo, pero al final todo es
interpretable e interpretado. APRENDIZAJE
PERSONAL: No pienses, déjalo estar sin importancia. Aprende a no elaborar
pensamiento de sensaciones que no puedes controlar… Tu cuerpo te llevará a la meta como te ha
llevado al final de cada entrenamiento.
2. PLANO MENTAL.
La lucha puede ser muy interesante. Tu mente te hace ganar o te hace perder;
puede ser tu aliada o tu enemigo en estos momentos. Demasiado ruido solo
contamina. APRENDIZAJE PERSONAL:
Cuida cómo te hablas; qué mensajes te lanzas; qué frases te repites; qué
imágenes visualizas… Tu mente te llevará a la meta como te ha llevado al final
de cada entrenamiento.
3. PLANO EMOCIONAL.
La energía del ser humano tiene un soporte emocional fundamental. El contacto
con personas que forman parte del grupo de nuestros “ángeles emocionales”
resulta decisivo en estos días y horas previas antes de correr el maratón. APRENDIZAJE PERSONAL: Viaja en equipo o
con tu pareja, con algunos amigos. Si lo haces solo, que sea por decisión
personal y por razones de peso. Distraerte, estirar, respirar distinto, nutrirte
de sensaciones positivas resulta clave. Tu corazón te llevará a la meta como te ha llevado al final
de cada entrenamiento.
Y disfruta, disfruta todo
lo que puedas. He experimentado que en un maratón cabe toda una vida, y las
personas que la ocupan. Somos nuestros hábitos. No me considero mejor o peor
que el resto por correr maratones, pero sí vivo en la certeza de que no me
guardo nada para cada instante de esta vida que alguien me regaló. ¡A por el
séptimo! Me gusta el número. Fuerza a
todos los participantes; el verdadero premio es el alma que forjas, amigo
maratoniano.
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