"Si te acostumbras a poner límites a lo que haces, se proyectará al resto de tu vida. Se propagará en tu trabajo, en tu moral en tu ser. No hay límites; hay fases del límite, y no tienes por qué quedarte en ellas".
Bruce Lee

El maratón de Valencia, entre otras cosas, me ha enseñado esta síntesis que convierto ya en bagaje deportivo;
pero también, y sobre todo, vital, pues
no logro disociar el deporte de la vida; la vida del deporte.
1. Una lucha con tu ILUSIÓN. (km. 1 al 12
aprox.).
a. CONTEXTO. El ambiente
es espectacular -18.000 corredores-, el día es maravilloso, la gente está
entusiasmada, la ciudad está volcada con el evento… Los meses de entrenamiento
te hacen llegar fuerte.
b. MENSAJES. Entonces, los
primeros kilómetros se convierten en una lucha para frenar tus ganas. Te sientes
fuerte, poderoso, incluso se te pasa por la cabeza apretar algo el ritmo. “No te engañes con las señales que recibes
del exterior y las tuyas propias” -piensas-, “queda un mundo, tranquilo; esto no ha hecho sino empezar”.
¡Cierto!
c. CLAVES. Las sensaciones
solas no pueden correr. No caer en la tentación de esa euforia que te rodea resulta
fundamental. Claro que puedes llevar mejor ritmo, pero se trata del ritmo sostenido
y asumible que te llevará hasta el km 42.
2. Una lucha con tu CUERPO. (Km. 13 al
28 aprox.).
a. CONTEXTO. Los grupos
se han definido más o menos. Ya no reparas tanto en el exterior; solo de vez en
cuando alzas la mirada para contemplar las calles y las personas.
Efectivamente, las sensaciones en este tramo del maratón son diferentes. El cuerpo
ya no va solo; ahora sientes que eres tú el que le mandas correr a ese ritmo. Y
esa lucha con tu cuerpo es dura, porque tu cuerpo se defiende de esa exigencia.
Y se lo va decir, de hecho se lo está diciendo ya a tu mente.
b. MENSAJES. Ahora luchas
con tu cuerpo. Tratas de negociar con él y llevaros bien. “Venga, vamos, ese es el ritmo, chaval, vamos” –te repites-, “¡qué bien vas, qué bien vas; este es el
ritmo, venga!”, “Esto no va como
quiero”, “Venga, km a km, vamos!, ¡está
en tus piernas!”.
c. CLAVES. El cuerpo te
va a llevar a la meta; pero empiezas a comprobar que no será él el factor
decisivo. Queda una tercera parte y los síntomas de frescura se han evaporado.
El cuerpo empieza a limitarte y, lo que es peor, ha llamado a la puerta de tu
mente para que te dé un toque de atención e incluso si es preciso, desistas de
tu propósito. Tranquilo, no será tu cuerpo el que te lleve solo. Supera ese
espacio…
3. Una lucha con tu MENTE. (Km. 29 al
38 aprox.).
a. CONTEXTO. No hay
grupos ya, o al menos, yo he perdido a los míos. De vez en cuando adelantas o
te adelanta alguien con el que vas haciendo el recorrido. Ya te da igual correr
en Valencia con 18.000 almas, en Singapur o en la Subbética cordobesa con 75,
como el último que corrí. Ya corres dentro de ti. Lo de fuera es una realidad
casi virtual, porque la lucha ahora se celebra no en las calles, sino dentro de
uno. Una lucha nada perecida a nada.

c.
CLAVES. No solo tu mente, que también se
encuantra al límite, te va llevar a la meta; apenas quedan unos cuatro
kilómetros para llegar. Tu ilusión del principio, tu cuerpo y tu mente no se
han ido; están contigo, pero ellos han hecho su valioso trabajo. ¿Qué queda,
entonces?
4. Una lucha con tus EMOCIONES. (km. 39 al 42
aprox.).
a. CONTEXTO. La gente no
para de animar, y en algunos metros te lleva en volandas en un pasillo en el
que apenas caben dos o tres corredores. Espectacular, emocionante la sintonía
entre ciudad, carrera, gente y corredores. La Ciudad de las Artes y de las Ciencias pregona la meta. No queda
nada dentro, ¡nada, absolutamente nada! Pero te encuentras ahí, dando lo que no
tienes, y descubriendo la grandeza y la miseria de la hermosa condición humana en
un cara a cara con sus límites.
b. MENSAJES. No hay más
que reír y llorar. Te lleva tu corazón; te lleva tu alma; te lleva tu nada y te
lleva tu todo. Te lleva sentir a quienes amas y están y a quienes amas y ya no
están. Están todos y entran contigo. Al final, la vida, como el maratón, es el
todos vibrante y encendido que generamos dentro cada día. Esa fuerza…
c. CLAVES. Amo mi frágil humanidad y la
de quienes me enseñaron y enseñan a amar el esfuerzo, la lucha, la celebración
de la vida y el sentido de dar lo mejor en cada instante, ¡lo mejor, siempre lo
mejor!
Hasta aquí Valencia 2015. Vendrán más
retos como vienen más días. Gracias a quienes han estado conectados en algún
momento desde el inicio hasta hoy. Distantes o cercanos, sois parte fundamental
de alguna manera de ese "todos" que generamos y resuena dentro. Hay algo que compartir por propia experiencia: Cada maratón te entrega más de lo que te quita, mucho más.
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