“Jamás
el esfuerzo desayuda a la fortuna”
Fernando
de Rojas

Muchos de los
educadores y deportistas que nos movemos en torno al deporte en su fase
formativa nos vemos obligados a formularnos la siguiente cuestión: ¿Por qué hay que insistir a un joven
deportista en su responsabilidad para con los estudios? Es tan sencillo
encontrar razones como complejo ponernos de acuerdo educadores, técnicos,
psicólogos, coaches y padres en la
estrategia que verdaderamente sitúe la cuestión en la trascendencia que decimos
que tiene.
Para ello, no
es necesario distanciarse del lenguaje del deporte. Trataré de ser coherente
con aquello que también les pedimos a los chavales en cada entrenamiento, en
cada partido.
1. COMPROMISO. Por encima de resultados, pedimos
trabajo, el compromiso necesario para estar satisfechos con nuestro esfuerzo.
Los resultados son consecuencia del trabajo. El acento, el valor lo ponemos en
el trabajo.
Hay niños que abandonan al hacerles
sentir que no son buenos porque no obtienen resultados.
2. CONSTANCIA. Por encima de cosas que se me dan
bien o mal, existen las cosas que requieren de tiempo para perfeccionarse. El
talento se entrena y se depura. El estudio se entrena y se depura.
Hay niños que abandonan
cuando aparece la necesidad de un mayor y mejor esfuerzo. Fase clave. La
vivimos mucho en el paso de alevín a Infantil (PRIMARIA-ESO)
3. PRESENCIA. Por encima de tener mil cosas en la
cabeza, necesitamos trabajar la atención, la concentración. Solo existe aquello
que en este momento hacemos. Los chicos y los técnicos de nuestra escuela
deportiva saben de memoria una frase antes de empezar cada entrenamiento: ¿Cuánto de mí hay ahora AQUÍ?
Hay niños que abandonan porque se
sienten incapaces de centrar la mente en una actividad; en enfocar la atención
en algo durante cierto tiempo.
4. INDIVIDUALIZACIÓN. Por encima de
parámetros estandarizados, a cada le niño le pedimos aquello que sabemos puede
dar; le provocamos la necesidad del paso que le corresponde dar.
Hay niños que abandonan porque se
sienten incapaces de medir su propia evolución; se sienten permanentemente
comparados.
5.
RESISTENCIA. Por encima de
realizar el esfuerzo que me gusta y creo tener, aprendo a entregar lo mejor de
mí con independencia del viento que sople. No es negativo sentir el aire en
contra y experimentar la capacidad de atravesarlo.
Hay niños que abandonan porque no
están dispuestos a sentir el aire en contra. Y los adultos, a veces, no estamos
a la altura acompañarlos en esa curva. O se la quitamos, o la cruzamos por
ellos.
6. LA DERROTA ENSEÑA. Por encima
del mal sabor que a todos deja un suspenso, una mala nota, un mal resultado,
podemos “poner sobre la mesa” todo aquello que pudo faltar para ponerlo en
adelante. Además, a veces se trata sencillamente de asumir una contrariedad y
saber gestionarla.
Hay niños que abandonan por su intolerancia
al pequeño fracaso; porque son incapaces de ver aquello que puede enseñarnos cualquier
tropiezo. Comienza el absentismo emocional y vendrá el absentismo físico.
7. LA VICTORIA SE CELEBRA Y COMPARTE. Por encima de
cumplir con nuestra obligación, es bueno celebrar cada pequeño logro, valorar
en justa proporción; cada resultado que lleva impreso el sello de tu mejor
esfuerzo bien lo merece. A veces basta con una sonrisa de complicidad que
llegue dentro del otro.
Hay niños que abandonan
porque no se sienten valorados; porque su esfuerzo no recibe ni tan siquiera un
gesto de aprobación de alguien, una mueca de complicidad.
8. TRASCENDENCIA. Por encima de dar el paso que
toca, resulta muy positivo visualizar el horizonte al que nos lleva. Todo esfuerzo
persigue una meta. Trabajar las metas de desempeño –no solo las finales- nos
puede ayudar mucho.
Hay niños que abandonan porque no
terminan de ver el sentido de tanto esfuerzo; no acaban de experimentar el
placer de dar pasos que los acerquen a la persona que desean ser.
Claro que hay deportistas
que llegan a ser estrellas sin necesidad si quiera de haber sido responsables
en sus estudios, pero son la excepción que nos empeñamos en hacer regla muchos
adultos. Y en el camino dejamos mucha presión, demasiada frustración y alguna
que otra infelicidad. Disfruten del camino, del deporte, del equipo… y del
aprendizaje, porque no se puede pedir para el deporte algo que no puedas dar para la vida; nada como la placentera sensación
del trabajo bien hecho, de entregar nuestro mejor esfuerzo.
Un 9,5 le pongo Gabino, el 10 cuando no solo se nombre el fútbol. Tener tan cerca a gente de la que aprender a transmitir valores es un privilegio.
ResponderEliminarenhorabuena por el blog que aunque lo leo a menudo nunca había comentado, y se que para un blogero los comentarios e interactuar es una victoria con sonrisa y recompensa como tu dices!
un saludo
Muchas gracias por tus palabras, Ricardo. Estoy de acuerdo con el apunte. Además el 10 es para aquellos que, como tú, trabajáis con tanta pasión e ilusión en el deporte base y, por si fuera poco, con modalidades de las injustamente llamadas "minoritarias". El lujo, para mí, es compartir estructura deportiva con educadores-entrenadores como tú.
Eliminar¡Seguimos!