"Así lideras, así compites" o el liderazgo emocional del entrenador.

“Un líder es un negociador de esperanzas”
Napoleón Bonaparte
            ¿Para qué los haces luchar, entrenador?, ¿para qué les pides su mejor esfuerzo en cada entrenamiento, o su máximo rendimiento en cada partido, en cada jugada, en cada instante?, ¿por qué decides consumir tu mejor y más valiosa energía en cada pliegue del tiempo que te ofrece un campo de entrenamiento, un balón, un equipo, una competición?, ¿para qué…?
    En las últimas décadas, el mundo del deporte ha visto sobredimensionada su capacidad de impacto, hasta el punto de haber conformado un desmesurado producto de consumo que ha reunido en torno a sí, con voraz y descomunal fuerza centrípeta, todo lo que como sociedad somos. Desde las escuelas de formación y deporte base hasta el mismo profesionalismo, el deporte se ha visto abordado por todo la maquinaria del management empresarial y organizacional. Algo que, por encima de defensores acérrimos y románticos detractores, no deja de ser una realidad insoslayable para quienes amamos y dedicamos parte de nuestro tiempo al deporte.
     Hay una virtud en la línea de pensamiento que la psicóloga Patricia Ramírez Loeffler (@Patri_Psicologa) sostiene en sus diferentes divulgaciones, más explícita aún en su último libro Así lideras, así compites. Esta no es otra que la de aportar al deporte y el mundo de la competición lo mejor de las ciencias humanísticas como la psicología o de disciplinas tan emergentes como el coaching, pero con la habilidad de preservar en todo momento –más bien potenciar- los valores esenciales del deporte y todo lo que su práctica provoca en la persona.
         La riqueza de Así lideras, así compites no se encuentra tanto en el asunto, sino en el enfoque, en esa perspectiva que deposita en la persona el centro de gravedad de cuanto sucede y está por suceder. Me parece interesante –también elegante-, que sin necesidad de dañar a nadie, apunte un camino, abra un surco en la tierra a veces gastada de los gestores de grupos y equipos que entienden el banquillo como un trono y el micrófono como una espada. Al fin y al cabo, aborda el liderazgo cosido al talento humano más esencial, ese que hilvana la autoridad con el hilo de las emociones; aborda el liderazgo como quien presenta un don cercano y asequible, ese que ata su fortuna a la habilidad de un artesano con la pericia de un ingeniero.
          Paradójicamente, conceptos como vulnerabilidad, interdependencia, vínculo, cercanía o alianza aparecen –implícitos o explícitos- como el espacio de fortaleza del líder, como rasgos de la autoridad más humana pero también más efectiva. Y es que, en Así lideras, así compites, Patricia Ramírez trata de proporcionar sentido y horizonte a los frágiles e inestables pasos del mundo de la competición y de quienes tienen que gestionarlo, liderarlo. No se entienden la rentabilidad, el resultado, la productividad o el rendimiento si no es atado al proceso, al trabajo. En un mundo sacudido y dominado por la inconsistencia de las variables (resultados) solo tenemos una opción, centrarnos en el trabajo de calidad de las constantes (procesos).
            Después de todo, somos nuestro mensaje –la palabra, el gesto, el acto-; un líder no deja de ser un generador de energía, un creador de atmósfera, un malabarista de las emociones que renuncia al fantasma del victimismo y agarra por los cuernos el presente más rabioso. ¿Para qué los haces luchar entonces, entrenador? @Patri_Psicologa va respondiendo en el libro a esta y otras cuestiones a golpe de experiencias, emociones, pautas y herramientas. Sí, después de todo, un líder no es aquel que pisa fuerte, sino aquel llega adentro de las personas y los equipos. ¡Buena lectura a todos los que os decidáis!

Así lideras, así compites. Patricia Ramírez Loeffler. Editorial Conecta.

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