El caso "VW" o cómo recuperar la confianza.

“Generalmente, ganamos la confianza de aquellos en quien ponemos la nuestra”
 Tito Livio.
            Podríamos discernir sobre los factores y valores que llevan a empresas y organizaciones al éxito completo: competitividad, calidad del producto, comercialización, atención al cliente, capacidad de innovación, política de recursos humanos… Difícil jerarquizarlos, ¿verdad? Nos quedamos con todos ellos y otros más que se te han ocurrido mientras los leías. Después de todo, la realidad de las organizaciones es orgánica, viva, dinámica.
Me atrevo entonces a compartir que, por esta y otras razones, es la credibilidad el valor esencial de las organizaciones, de todas en su conjunto, especialmente de aquellas orientadas a la actividad comercial. A fin de cuentas, todo se compra y se vende, todo es transacción, en la mayor parte de las ocasiones monetaria; en algunas otras, es tiempo, incluso implicación emocional, lo que marca el valor de muchas de las transacciones de hoy. De ahí que el caso “VW” haya hecho estallar algunas de las costuras del tejido comercial que une a organización y cliente.
Cuando la credibilidad se quiebra lo hace por una fisura en la confianza existente entre las partes. Ocurre del mismo modo en la pareja, con los amigos, la familia… Si verdaderamente hay algo complejo de recuperar en las relaciones es la confianza, el activo más poderoso que alimenta el valor de la credibilidad. La tarea que Matthias Müller emprende junto a sus 600.000 empleados es delicada, por lo que todas las organizaciones, CEOs y Escuelas de Negocios tienen a Volkswagen en el punto de mira de sus particulares “observatorios”.
Posiblemente, la recuperación de la confianza requiere de un proceso dilatado en el tiempo, con fases bien delimitadas y objetivos muy concretos para cada una de ellas, internas y externas, algunas con necesidad de alta visibilidad y otras con menos.

1.   SENTIR EL GOLPE. Es necesario experimentar la caída, hasta tocar el suelo de la situación, no porque nos guste sufrir, sino para salir desde donde la realidad exactamente te ha llevado, ese lugar y sensación precisa. No hacerlo desde la situación adecuada te puede hacer trazar una estrategia con altas probabilidades de desajustes.


2.   DECIDIR LA ESTRATEGIA. Se necesita una hoja de ruta compartida que demarque el inicio y proyecte la situación deseada. Y entre estas, las diferentes fases que contribuyen a acercarnos al objetivo final, con sus correspondientes acciones, responsables y tiempo.


3.   CAMBIO en el LIDERAZGO. Puede cambiar la persona, pero si no lo hace el modelo de liderazgo, vamos a conseguir poco. Una organización opta por un modelo, que, por supuesto, se encuentra en una persona y un equipo que lo hacen posible.


4.   GESTIÓN de la COMUNICACIÓN. Resulta fundamental la estrategia de comunicación; decidir la política de relaciones internas y externas. Con ellas se fortalece o debilita la red interna de la organización y las alianzas y/o acuerdos con los diferentes entornos. Ha de hacerse visible el cambio; ha de compartirse para ser conocido, respetado, valorado...


5.   EVALUACIÓN y RE-ADAPTACIÓN de las FASES. Emprendido el camino, no hay que temer cambiar; mostrarse lo suficientemente flexible y elástico para afinar la estrategia. La evaluación no es una cuestión del final del proceso, sino que es un factor aliado del que nos servimos tras la experiencia y resultados de cada fase.


6.   TIEMPO y CONFIANZA. Has apostado por un proceso que necesita su tiempo. Generar ese espacio de confianza y fe en lo establecido será determinante. Hay que tener en cuenta que habrá elementos que dependan de la organización, y otros… de la otra parte, aquella que, en mayor o menor medida, se ha sentido defraudada.


El caso “VW” no será el primero y el último que ponga sobre la mesa el reto de la recuperación de la confianza. Todos somos vulnerables, lo son también las organizaciones y equipos que están formados por personas; todos –buscado o encontrado- transitamos algún desierto. Siempre he creído que el reconocimiento de la vulnerabilidad es el principal síntoma de fortaleza de las personas; no creo, sinceramente, que sea muy diferente en el mundo de las organizaciones. ¿Qué valoraban en su marca? Ahí, quizá empieza todo.

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