Tras escuchar serenamente tu corazón, te espera la acción más trepidante y decisiva que puedas emprender. Y es que estás hecho para alcanzar aquello por lo
que luchas cada día de tu vida; aquello por lo que entregas tu alma sin reparar en la
posible pérdida. Sí, estás hecho para consumirte en el fuego de la existencia, arrojando
luz en medio de tanta tiniebla y desesperación que te rodea.
Estás hecho para ser libre, y
desde tu libertad crecer, depositar en la gran historia tu pequeña y humilde historia. Estás hecho
para soñar y hacer realidad tu sueño, por mucho que otros se empeñen en
demostrarte que soñar es de ilusos. Nada ni nadie apaga fácilmente la luz que desprende la mirada sedienta de quienes están convencidos de sus propósitos.
Estás hecho para ofrecer tu mano a quien tropieza en el camino que compartes, para apartar a quienes desconfían de tus
posibilidades. Estás hecho para alcanzar la meta lejana, aquélla que sólo tu
corazón divisa en el horizonte difuso, mientras otros desisten cada día de ese hermoso intento por interpretar la melodía de lo retos personales.
Y, a pesar de todo, cuando alguna vez caes, lo haces con la dignidad de quien descubre que no estamos hechos
para ganar, sino que estamos hechos para algo mucho más noble y glorioso: vencer.
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ResponderEliminarLas personas debemos saber que todos podemos seguir nuestros sueños por muy difícil que parezcan y no desanimarte por no ser el mejor si no por saber que estas haciendo lo que mas te importa y lo que quieres,aunque muchas personas te digan que es muy difícil que es casi un sueño. Miguel Mancilla
ResponderEliminarPor eso tiene sentido todo el esfuerzo que puedes estar realizando y necesitarás realizar. Todo esfuerzo, aunque el logro para el que se orientó no siempre se alcance, tiene en sí mismo un aprendizaje que deja una huella que puede ser útil para siempre. Ánimo en todo!
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