“La libertad, Sancho, es uno de los
más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden
igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad
así como por la honra se puede y debe aventurar la vida”.
Miguel de Cervantes. El
Quijote. Segunda
Parte. Cap LVIII.

A. Un
Sancho empujado a subirse en la
locura de otros para obtener un bien personal; un Sancho empeñado en lanzarse a lomos de su tierna ignorancia incluso para
alcanzar el objetivo para el que no se siente ni llamado ni preparado; un
Sancho contrapunteando, incluso desde su rancia inocencia, la esperanza de unos
pocos soñadores. También un Sancho lleno de bondad buscando la tranquilidad de
quien se complica y hace demasiado atrevida la existencia.
B. Amas y
sobrinas dispuestas a
hacer de la compasión la excusa perfecta para mantener a su lado la versión más
gris de quienes respetan y quieren; amas y sobrinas que procuran la protección
que nadie pidió. Amas y sobrinas que demuestran que solo los buenos deseos y la buena voluntad no bastan para decidir lo
mejor para otros sin tenerlo siquiera claro para nosotros.
C. Un
Maese Nicolás -el barbero- que, por
afeitar, afeita hasta las ilusiones ajenas, ya que las propias parecen rasuradas
por el filo de una mediocridad consentida con el golpe seco que la rutina
asesta.
D. Un
Pedro Pérez -el cura-, que en el
fondo comparta tu sueño pero se sienta incapaz de vivirlo; que impide que otro
pueda experimentarlo solo porque él a sí mismo se lo niega, quién sabe si por
indecisión, incapacidad o hasta por falta de voluntad.
E. Un
sabio Frestón al que responsabilizar
de los desencantos inesperados y repetidos, que nos permita justificar esa
secuencia de pequeños fracasos que, a pesar de todo, no consiguen rendirnos.
F. Un
Sansón Carrasco decidido a
descabalgar a la locura de ese Rocinante desvalido y frágil que la sustenta; a
convertirse en cualquier otro que ensartar pudiera con su lanza y espada los
propósitos más nobles y tiernos del ser humano; a derrotar y desposeer de
su honra a quien no hace más daño que
vivir su sueño y construir su destino.
G. O
cualquiera de los personajes que traen los días y las circunstancias que, ni
siquiera con mala intención, tratan de protegernos de nuestros sueños y
anhelos.
