La fortaleza como factor mental y emocional.

“La fuerza que yo busco no es aquella que te lleva a perder o ganar. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior y resistirlo”
Haruki Murakami
         El paso de las jornadas reflejan quiénes hemos sido hasta ahora, cómo hemos entrenado o en qué tipo de equipo nos estamos convirtiendo. Lo cierto es que la temporada de entrenamientos y competición no deja de ser una fotografía dinámica, en la que los colores van cambiando, los contornos se van transformando y –lo más importante- sus personajes van reflejando la huella que la temporada va dejando en ellos. Nadie escapa al impacto que la temporada va ejerciendo en deportistas y equipos, de ahí que sea la FORTALEZA un factor decisivo en el transcurso del año.

OBJETIVO: Profundizar en la FORTALEZA desde su dimensión mental y emocional como factor de equilibrio, resistencia e impulso.

DESCRIPCIÓN…
A menudo se asocia la FORTALEZA a algo parecido a un escudo humano que repele todo lo que amenaza con desestabilizarnos; también con el arma que dispara con precisión y contundencia sobre los objetivos marcados. Y puede que sea algo así, pero, en todo caso, no podemos reducirlo a ese significado o atribuirle esas únicas funciones.
El factor de la FORTALEZA hace un recorrido que comienza desde la percepción y análisis de nuestras debilidades, de la toma de conciencia de nuestro ser vulnerable y frágil, hasta el modo en el que podemos construir esa fortaleza, tanto personal como de equipo. Descubrir y conocer nuestras debilidades nos ayuda a alcanzar una fortaleza más auténtica.
Ciertamente, la fortaleza es mucho más que un escudo protector o un arma de precisión milimétrica. Así, ser fuerte no consiste en construir un férreo escudo, sino en habilitar unos canales por los que integrar convertir toda la energía que recibimos. Ser fuerte es convertirte en un generador de energía que tiene la habilidad de aprovecharla y transformarla. En esa capacidad para aceptar la energía entrante y regenerarla para tu beneficio y el de tu equipo consiste la fortaleza mental y emocional.

HABILIDADES necesarias que debe fomentar el entrenador...
Para que la FORTALEZA mental y emocional llegue a convertirse en un valor activo y productivo (=FACTOR) en el deportista y el EQUIPO, requiere de:
·         Reflexión. Pocas habilidades tan educativas y formativas en el deporte como la capacidad de contemplación y reflexión. El deportista que deja espacio al análisis siempre tendrá abierto su margen de mejora. También es un hábito que puedes proporcionarle tú. ¡Qué participen de las posibles soluciones!
·         Provocación. Incita a mirar adentro para que encuentren el beneficio de sentirse frágiles; la conciencia de la propia vulnerabilidad es el principio primordial de la fortaleza mental y emocional. Provoca y consigue. ¡Contribuye a que se miren cara a cara, con naturalidad, sus debilidades! Empezarán, sin notarlo, a ser más fuertes en lo personal y lo colectivo.
·         Activación. Elabora una lista de todas las debilidades sin miedo alguno; genera esa conciencia personal y colectiva. Las llamamos por su nombre y tratamos de compartir las emociones que nos produce mirarlas a la cara. Hemos llegado al umbral mínimo necesario.
·         Redirección. Les hacemos ver que, en la mayor parte de las ocasiones, todo forma parte de una falsa creencia que hemos ido alimentando con el tiempo y la autocensura. Invítales a recuperar cuándo se sintieron fuertes en ese aspecto. Alguna vez lo fueron y lo consiguieron.

COMPETENCIAS o CAPACIDADES que el deportista consigue…
La FORTALEZA fomenta en la persona una serie de competencias o capacidades que no solo le serán muy útiles en su práctica deportiva, sino que se transferirán y extenderán al conjunto de su vida, cualesquiera que sean sus circunstancias. Alguna de las competencias que genera la FORTALEZA son:
·         Humildad. La verdadera fortaleza no se traduce luego en la superioridad, sino en la colaboración, porque se ha construido desde la conciencia de la fragilidad y la debilidad personal.
·         Confianza. No repara en los posibles errores ni se atranca en bloqueos absurdos. El error forma parte del deporte y la vida. Se está convencido de hacerlo lo mejor posible siempre.
·         Superación. No importa tropezar, caer, perder, “fracasar”… Solo son expresiones inexactas y paralizantes de la competición. Como entrenador traduce todo ese lenguaje oscuro dentro del proceso y abórdalo como oportunidad, no como resultado final.
·         Resistencia. La FORTALEZA te enseña que no siempre es mejor llegar pronto, sino en el momento preciso; que no siempre es mejor llegar antes, sino juntos; que , como equipo, nunca es mejor llegar solo, sino juntos.


Experimenta ahora tú, entrenador, los beneficios MENTALES y EMOCIONALES que aporta trabajar de manera específica y/o integrada el FACTOR de la FORTALEZA. No olvides que un equipo es un sistema, un organismo vivo que merma o crece con cada movimiento que realiza. Puede que la fortaleza mental y emocional no arranque los aplausos de una grada o tenga una clasificación como la de máximos goleadores, pero recuerda que hay factores imperceptibles que juegan. Entrena tu mente; entrena tu corazón. ¡Genera esa FUERZA en ti y tu equipo! 

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