“Todas
las personas sueñan con la libertad,
pero están enamoradas de sus cadenas”.
Khalil
Gibran
Qué
importa dónde, cuándo o cómo. Otra pelea
de animales que renuncian a su condición humana; otro episodio vergonzante
para que su castigo manche –una vez más- a quienes aman el deporte y sufren que siga siendo utilizado por aquellos cobardes que pasean su violencia por
espacios destinados a la superación, el esfuerzo, el sentido de equipo o el
placer del juego y la competición; otro
capítulo de machitos encabritados que no hallan mejor escenario ni altavoz más
grande para rendir cuentas con su frustración reprimida.
¿Cuál será la próxima línea que veremos cruzar
en el deporte base para rasgarnos las vestiduras por enésima vez sin que
concretemos poco o nada efectivo? Quizá
no amemos tanto como confesamos a nuestro fútbol; quizá no sea suficiente
cuanto hacemos para limpiarlo de tanta porquería como ya soporta. Algo habríamos
hecho ya mucho más efectivo y contundente si –como repetimos- el fútbol nos
apasiona tanto.
No
es el fútbol. El fútbol es otra cosa muy distinta, pero parece que este partido
no importa y, sin embargo, nos jugamos
la clasificación al mejor de los mundiales: el de la vida que le queda a cada
niño o joven cuando se da cuenta de que el sueño de su padre no cabe en sus
planes o en sus condiciones. Y esa es parte de la verdad que nos negamos a
asumir, la misma que escondemos cuando algunos atribuyen la responsabilidad al
deporte rey.
1. ¡Que no es el fútbol!
Que se trata de una sociedad enferma que arrincona en la esquina del olvido los
valores universales, y lo expresa en los ámbitos más abiertos y tolerantes. Y el
fútbol lo es.
2. ¡Que no es el fútbol!
Que la frustración viene de casa, o del trabajo, o de la calle, pero termina estallando
allí donde, por principio, se acoge a todo el mundo. Y el fútbol lo hace.
3. ¡Que no es el fútbol!
Que puede que no queramos verlo ni afrontar nuestras vergüenzas, pero se trata
de un problema social y cultural que encuentra cauce y expresión en determinados
fenómenos mediáticos. Y el fútbol lo es.
Ø DECISIÓN. Voluntad por parte de todos los
agentes sociales implicados.
Ø ESTRATEGIA. Concreción de proyectos que impulsen
procesos operativos consistentes, evaluables, revisables por parte de todas las
partes. Instituciones, clubes, escuelas, familias…
Ø COMPROMISO. Valentía para dar el paso que acerca
y aproxima a todos, ¡a todos! Y tener muy claro quien decide estar fuera con su
doblez o actitud.
Ø PACIENCIA. Perseverancia en el esfuerzo
sostenido; transformar una cultura lega tiempo, energía, recursos… y tropiezos.
Ø CONFIANZA. Hay que insistir y tener fe; o eso nos enseña el
deporte. Centrarnos en el proceso para que lleguen los primeros resultados.
Que
no es el fútbol, que no; que es lo que hemos permitido y estamos permitiendo cada una de las personas que decimos amar al fútbol y cuanto significa. Que no es el fútbol; que somos todos nosotros cada vez que nos callamos, consentimos, transigimos o preferimos mirar hacia otro lado mientras se desangra el corazón de nuestro maravilloso deporte.
Perdón, fútbol,
perdón; dando siempre tanto a tantos para recibir tan poco de algunos.
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