Entrenando intangibles. "La primera vez que la pegué con la izquierda" o la confianza como talento.

“Los líderes nacen, pero nacen tan pocos que a los demás hay que formarlos”
Peter Drucker.
        Mi amigo Sergio Fernández, además de llevar la generosidad por castigo, me regaló este verano un libro cuya lectura tenía decidida, pero aparcada. Y sucede lo que tiene que suceder; que cuando algo quieres que pase, termina pasando… Así llegó este libro a mis manos, fruto de la complicidad que destilan los corazones desprendidos y generosos. Y, por supuesto, lo leí, me entregué a su lectura curioso y expectante. Ya queda su poso burbujeante que hacen inevitables estos cuantos párrafos improvisados.
En ocasiones, tienes la sensación de que hay personas que parecen destinadas, llamadas, convocadas para preservar el alma y la esencia de las cosas, incluso también de las que parecen ya desalmadas por su tamaño o naturaleza, o sencillamente, por el desgaste de las horas estériles al que se ven sometidas. Quizá sea parte del mérito de Imanol Ibarrondo al centrarnos un balón como libro para que lo rematemos así, a bocajarro frente al portero de la desconfianza propia. Qué bueno que tuviera que ser el fútbol el que le dispensara la llave del mapa emocional humano. Lo ganamos como agitador de emociones.
Lo cierto es que, en un mundo entregado al imperio de lo tangible y a las leyes de la visibilidad; movido por los complejos intereses de los capitales movedizos, refresca adentrarnos en el deporte de masas, y en especial el fútbol, que tanto interés despierta y tanto mueve como industria, desde la orilla de lo intangible; desde el taller apacible del artesano que escucha con atención y pregunta con sabiduría; desde el camino que se adentra en las costuras de los motivos y los propósitos más profundos hasta llegar a lo verdaderamente esencial: la persona.
Sin caer en la trampa editorial del manual al uso, tan abierto como frío en su pretensión de alcanzar la inexistente totalidad, un acentuado sentido práctico y sugerente recorre las páginas de La primera vez que la pegué con la izquierda. Precisamente su paciente trenzado con un mundo tan concreto como el fútbol, le habilita para cualquier otra disciplina, del ámbito profesional que sea. Al fin y al cabo, está el fútbol como pasión, pero el coaching como herramienta potenciadora concreta, terrena, que adquiere la forma de las “7Ps” para brillar allá donde tu elemento –en terminología de Ken Robinson- se encuentre. En todo caso, promete el taller, al que la lectura te abalanza como ola a la orilla.
Entrenar intangibles para mejorar lo tangible es propio del gremio de los sopladores de brasas, esos que reavivan el fuego interior de personas, deportistas, equipos, organizaciones…; esos que se atan la humildad como una bota de fútbol; que se retiran sabiendo que el fuego no es obra suya, sino de aquel que descubre todo su maravilloso potencial, ese mismo potencial que está abierto mientras nos alcance para latir en el instante que se nos da, este de ahora. Puede que vivamos de tanteos, de constantes y continuos resultados que se comparan, pero La primera vez que la pegué con la izquierda nos sumerge en un ideal tan concreto y posible como el de sentir que ningún marcador como la satisfacción de ser todo tú en el momento que eres. ¡Tú en el instante…!
Si la has sentido, ya es tuya; inicia de una vez la jugada, tu jugada. Ni siquiera pienses en el resultado; tan solo disfruta el placer irrenunciable de decidir y dar el paso que sientes. La confianza es un principio -muy activo- del talento. Trabajarla, entrenarla es atrevido y valioso. Buena lectura si así lo decides.


La primera vez que la pegué con la izquierda, de Imanol Ibarrondo. Kolima Books.

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