“Ante la adversidad me crezco, y siempre he vivido
con la presión de las expectativas. No me da miedo eso”
Pau Gasol
Hace unas
semanas, mi compañero Antonio Ortega (@AntonioOrtegaPF) me lanzó un órdago
inesperado. Reflexivo y calculador, respetuoso hasta el límite que marca el
decoro, y tratándose de un hombre de fútbol, me extrañó la firme convicción con
la que se dirigió a mí, una convicción que al poco tiempo, al mirarle
fijamente, se tornó en serena exigencia.
-Gaby, tienes
que escribir un artículo sobre Gasol –espetó sin más, para después calcular las
consecuencias de su petición y argumentar las razones del encargo.
Así es como se
forja este artículo, una vez más agarrado a la vida y a las personas con las
que compartes pasión, camino, experiencias. Y así es como surge escribir sobre Pau Gasol y lo que he decidido llamar el liderazgo expansivo.
La evolución
parece uno de esos presupuestos antropológicos que no admiten demasiada discusión.
Evolucionamos como una parte más del cosmos; y lo hacemos queramos o no, conscientes
o no de ello. Evolucionamos desde la fisiología, la psicología, las emociones,
la adaptación al entorno… Llevamos dentro algo de esa esencia expansiva del
universo que hace que siendo los mismos no seamos iguales, vinculados a las
coordenadas de espacio y tiempo que como raíles marcan nuestra trayectoria.
El liderazgo no
permanece ajeno a esta realidad expansiva del ser, por lo que no deja de tener
una dimensión poliédrica, que va mostrando diferentes imágenes en función de la
situación, las circunstancias, el tiempo... Después de todo, somos aquello que
va quedando, aquello que permanece de todo lo que vamos siendo; somos aquello
que viene con nosotros, traspasando las coordenadas espacio-temporales. De
alguna manera, no elegimos nuestra esencia expansiva, pero sí la dirección
hacia la que orientar esa expansión. Y algunos lo hacen bien, y otros genial.
Os invito a
que analicemos esta tesis en la carrera profesional de uno de nuestros mejores
deportistas de la historia, Pau Gasol. Confrontaremos las etapas de su dilatada
trayectoria con los factores y los valores que se hicieron presentes como líder
en cada una de ellas.
·
Barcelona. A pesar de
formar parte de la selección de los “Juniors de oro” que conquistaron el título
mundial frente a la todopoderosa EE.UU. (Lisboa, 1999), Pau Gasol no fue el más
destacado de aquel grupo. Año y medio después, en la edición de la Copa del Rey
de 2001, explotó el deportista. Alguien tuvo que confiar en él, y él confiar en
sí mismo. Un líder, para empezar a serlo, necesita atrevimiento, algo de
descaro en su comienzo. Romper el orden establecido, el nivel mostrado,
requiere de ese valor. Y queda mientras se es líder.
FACTOR: Confianza. VALOR:
Atrevimiento/Descaro.
·
Memphis
Grizzlies.
El salto a la NBA era el paso evidente en su meteórica progresión. Entonces, el
líder, ante lo nuevo, necesita convicción en sus cualidades, trabajar, esperar
la oportunidad, ser paciente ante el reto de los retos. La capacidad de
adaptación y superación son valores consustanciales al liderazgo. Y queda
mientras se es líder.
FACTOR: Convicción. VALOR: Adaptación/Superación.
·
Los Ángeles
Lakers.
El paso a la franquicia dorada de la NBA supone todo un estímulo, alcanzar el
anillo de la mejor liga de baloncesto del mundo, pero al mismo tiempo ha de
soportar la mayor presión de su carrera deportiva. Hay un valor por encima de
todos en esta etapa, un valor que todo líder debe soportar, la exigencia. Y queda
mientras se es líder.
FACTOR: Presión. VALOR: Exigencia.
·
Chicago Bulls. La
experiencia lleva a un líder a ser valorado y respetado. Este parece el factor
que hiciera decantarse a Pau por los Bulls, la franquicia de un icono de este
deporte, Michael Jordan. Después de todo lo vivido en el camino, hay algo
fundamental para un líder, el equilibrio, esa serenidad desde la que se compite
con toda la consciencia.
FACTOR: Experiencia.
VALOR:
Equilibrio.
·
Selección
Española.
No ha tenido reparo en reconocer en más de una ocasión que para él, acudir cada
verano a su cita con el combinado nacional –siempre que ha podido-, ha sido un
verdadero placer, por todo lo que supone convivir con un grupo de amigos y
competir por su país con un formidable equipo de profesionales. Sin duda, la
inspiración es uno de los valores esenciales para el liderazgo. Y queda
mientras se es líder.
FACTOR: Diversión. VALOR: Inspiración.
De
todo lo expuesto, podemos deducir cuatro rasgos esenciales que revelan al líder expansivo:
1. Conserva lo bueno. Hace bagaje de
la experiencia. En la mochila no cabe todo y procura no perder aquello que es
riqueza para el camino que está por venir.
2. Elimina lo que detiene. Hay mucho
peso que ralentiza el ritmo y no aporta nada. Identificarlo y eliminarlo
proporciona grandes ventajas.
3. Elige la dirección. Elegir el
destino está más cerca de decidir quién ser que de decidir dónde estar. El
líder expansivo no traiciona sus valores, y sus decisiones se encuentran
estrechamente vinculadas a estos.
4. Disfruta el momento. El mejor momento
es el que vivimos, porque tratamos de comprender qué nos enseña; qué nos
permite descubrir y para qué aparece en nuestra vida.
No creo que el liderazgo sea
un fin en sí mismo, entiendo que es la realización de la persona el verdadero
objetivo último, pero parece innegable que el liderazgo delata el alma de las
personas como la luz del sol delata el alma de la tierra.