"Todo lo que no se da, se pierde”.
Proverbio indio.

Andrés Nocioni regala energía porque le estalla dentro y le dejsborda, porque muy posiblemente juega como es; sin medir la entrega ni reparar en el daño que esto pudiera traer. Admiro la forma de gestionar su carrera; de entender, vivir y transmitirnos cosas como que el carisma no se guarda o el liderazgo no se impone. Su particular modo de dignificar cualquier rol dentro del grupo solo se encuentra al alcance de un alma apasionada por el deporte y todo lo que su práctica –profesional o no- requiere; y supone levantar un sencillo pero impagable monumento a estos dos factores reconocibles en su persona: carisma y liderazgo.

1. NATURALIDAD. El líder no necesita marcar o imponer su territorio. Su área de influencia viene marcada por su carisma, su energía vital.
2. CERCANÍA. El líder no se muestra únicamente próximo, sino que es cercano. Está cuando hay que estar y de la manera en la que hay que estar para los compañeros, el equipo.
3. INFLUENCIA. El líder es una referencia para los demás. Lo buscan y lo encuentran, porque su reacción, su palabra o su gesto llena el espacio necesario.

5. RESISTENCIA. El líder es consciente de que determinadas situaciones –partidos, competiciones, decisiones…- no requieren prisa, sino constancia, presencia, paciencia y determinación.
6. CONFIANZA. El líder no sabe el resultado final, pero siente cuáles son los factores, los valores que hacen más posible la victoria. Los pone y mantiene la fe hasta el final.
7. SE LEVANTA. El líder vive el contratiempo, el tropiezo, la derrota, como parte necesaria e ineludible de la competición. Sabe cruzar su “pequeño” desierto y mirar con optimismo el paso que viene.

El líder silencioso nos muestra cosas como que el carisma es una fuerza intangible que estalla dentro y salpica fuera. Con Andrés Nocioni siento hay determinados deportistas que podrían haber jugado a lo que hubieran querido y hubiéramos deseado tenerlos en nuestro equipo, de nuestro lado, en la parte de la cancha que defendemos -por un tiempo y desde el juego- la vida, unos colores, un escudo, el equipo, o incluso una pasión irracional que nos agota y nos levanta a un tiempo; que nos hace estar y sentirnos vivos.