Fran Carles. El carisma no se entrega; el carisma se gasta.

“La esperanza es algo bueno, quizá lo mejor de todo; y las cosas buenas no mueren”
Fran Carles.
Hacía calor a mediados de julio en Linares; creo que era día 16. Recuerdo que en la pretemporada 2012-13 -la primera en 3ª división- propuse al grupo una divertida dinámica para favorecer la cohesión y el buen ambiente. En ella, cada uno de los jugadores de la plantilla y miembros del cuerpo técnico, teníamos que elegir una canción que fuera importante por alguna razón. La intención era tener en nuestros dispositivos las canciones de todos; escucharlas e intentar, a lo largo de los días, o las semanas, descubrir qué canción había elegido cada uno y qué le transmitía.
Fran, siempre vivaracho y bromista en las distancias cortas, también eligió la suya, por supuesto…

Fran Carles era lo que el deporte en general -el fútbol en particular- bien puede esperar de una persona para salvaguardar su más pura esencia y su más noble misión. Un chaval sano, generoso con sus compañeros y altamente competitivo. Fran no delimitaba en modo alguno el alcance que su corazón le imponía; su energía vital traspasaba al momento a quien entraba en su círculo más o menos próximo. Servicial con todos e incondicional de los suyos, puedo decir que siempre perseguía amortiguar los golpes y sanar las heridas de todo tipo. Fran era bisagra para que la puerta girara… Qué difícil resulta encontrar un tipo así en los equipos de trabajo con tantos y tan legítimos intereses personales.

Fran Carles ha honrado su nombre, ha honrado el nombre del fútbol y ha honrado, sobre todo y como un selecto puñado de jugadores, esa singular forma que una ciudad como Linares tiene de entender y vivir el fútbol. Quizá sea eso del espíritu del viejo Linarejos. Quién sabe... Pero en Fran, en sus ojos enrojecidos y sus puños apretados, encontrabas, antes de saltar al verde en un partido, esa rara fuerza atávica que solo poseen lo más grandes. Cosas del carisma y de los ungidos para derrocharlo, Fran. Porque el carisma no se entrega; el carisma se gasta. Quién sabe… Linarejos.

Fran Carles señala ahora el camino de todos aquellos niños y jóvenes linarenses de una cantera que emerge en un remozado y coqueto anexo que bien podría pasar a llamarse “Francisco José Pardo ‘Carles’”. Pocos como él representan al niño que sueña con debutar y progresar en el primer equipo de su ciudad, de ser su capitán y mostrar, por su manera de ser y hacer, el prototipo de persona y futbolista por el que se entrega su afición. Ya no puedes aspirar a competición más alta, Carles. Ya llegaste, compañero; demasiado pronto, pero ya llegaste.
 
El dolor, como la tristeza, necesita tiempo, personas y palabras. El dolor es signo de vida; punzante, pero signo de vida que abre lentamente la puerta al recuerdo y la memoria. Sí, porque solo hay algo peor que el dolor por la pérdida, el olvido. Algo que no consentiremos quienes hemos tenido la fortuna de estar y ser en tu equipo; de defender los mismos valores con esa resuelta dignidad tan tuya que solo desprenden los mitos capaces de vestirse la azulilla desde Huesa o Mogón hasta el Carraza o La Condomina.

…Fran Carles. Las canciones no son largas o breves; las canciones, como la vida, llegan o no llegan, transmiten o no transmiten; tienen o no tienen sentido… como la vida. Ahora, algo desconcertado y con un nudo en la garganta, entiendo por qué hace justo cuatro años escogiste un canción cuya letra reza:

Cuando pierda todas las partidas
Cuando cueste mantenerme en pie,
Cuando el diablo pase la factura
O si alguna vez me faltas tú:
RESISITIRÉ para seguir viviendo.
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Aunque los golpes de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie.
RESISTIRÉ erguido frente a todo,
Me volveré de hierro para endurecer la piel.
RESISTIRÉ cuando se revelen los recuerdos
Y me pongan contra la pared.
Cuando mi enemigo sea yo: RESISITIRÉ.

Creo que, después de cuatro años, he descubierto aquella canción que elegiste para todos una tarde de calor sofocante en nuestro Linares del alma.

Fran Carles. ¡Vaya faena! ¡Quién te frena ahora! Imposible retener a quien se fuga libre a la “Liga de las Estrellas”. Qué vacío dejas, Fran, ¡qué vacío!… Te quiero, amigo.

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